No es ninguna noticia que la informática móvil cada vez está más extendida en la sociedad. Ya no es sólo que los ordenadores portátiles sean un producto cada vez más demandado, o que la tasa de penetración de la telefonía móvil llegue a ofrecer resultados de más de un móvil por persona, sino que a día de hoy el límite entre lo fijo y lo móvil cada vez es más difuso, y todo lo que ayer era fijo mañana casi seguro que terminará siendo móvil. Además, a esta evolución imparable se va uniendo la progresiva fusión e hibridación entre el mundo de la telefonía y el de la informática, en el que smartphones y blackberrys ya casi son el pasado y todavía nadie se atreve a pronosticar cómo serán los iPads del futuro.
No obstante, no es la evolución tecnológica la que me parece preocupante. Es cierto que hay nuevas plataformas, nuevas soluciones HW o SW sobre las que centrar las soluciones de seguridad, pero ese tipo de cambios es precisamente al que saben hacer frente los fabricantes de productos de seguridad. Lo más preocupante no es la movilidad, sino los nuevos hábitos que permite dicha movilidad. Conectividad permanente, ubicua, desde cualquier lugar y en cualquier momento. Sin las fronteras físicas ni lógicas que tanto facilitan la vida a la hora de aplicar soluciones de seguridad. Y por si eso fuera poco, estamos dejando atrás la filosofía asíncrona y entrando a toda velocidad en un mundo síncrono, en el que el real-time es un valor que puede llegar a colisionar con uno de los principios más básicos de la seguridad: pensar las cosas antes de hacerlas.
Por estos motivos, cuando leo reportajes que hablan de la seguridad en los móviles (I, II, III y IV), siempre me llevo la misma desilusión. Se habla de software anti-malware, de la seguridad de los distintos sistemas operativos para móviles o de securizar la navegación desde estos terminales, pero siempre desde el punto de vista de la tecnología utilizada y sin pensar en los riesgos derivados de estas nuevas filosofías de uso. Es cierto que hay artículos que van un poco más allá y analizan, por ejemplo, la posibilidad de reaparición de los dialers (dialers 2.0, obviamente), pero no dejan de ser reinterpretaciones "técnicas" de las nuevas tecnologías. Lamentablemente, repensar las soluciones de seguridad desde 0 y con una nueva óptica basada en el comportamiento no es algo que se haga todos los días...
Por eso, este post sirve para crear una nueva categoría en el blog, y para iniciar un debate que, espero, pueda resultar constructivo para todos los que lo utilizáis, con el objetivo (quizás un poco utópico, pero en el fondo la utopía es parte de la esencia de la seguridad) de que las reflexiones que aquí podamos ir haciendo puedan servir para acercarnos, a poder ser con algo menos de retraso que a lo largo de la historia, a una seguridad 2.0 que sea capaz de adaptarse a las necesidades actuales de una sociedad móvil.
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