- Limitar la información publicada: Tanto la relativa a características personales como a circunstancias sociales. No dar excesivos datos íntimos, no facilitar el seguimiento de tu estado/ubicación en tiempo real, ...
- Compartimentar: Agrupar a las personas y separarlas en grupos/listas en función del tipo de relación que tengan contigo (amigos, familia, vida profesional, ...).
- Limitar los accesos: Tanto el acceso desde fuera de las redes sociales como el acceso de cada grupo a cada tipo de información. En definitiva, configurar adecuadamente la privacidad, la posibilidad de aparición en búsquedas, etc.
- Limitar la actividad: Ser cauto en la utilización de funcionalidades que pueden permitir el acceso a información propia o que pueden afectar a tu presencia fuera de tu propio perfil (información "personal" en el muro, etiquetado excesivo de fotos, actividad pública "propagandística", etc.).
- Utilizar claves de acceso robustas: Esta creo que no necesita explicación.
No obstante, creo que algunos de estos consejos chocan con el uso que muchas personas quieren para sus redes sociales: potenciar su imagen digital pública, favorecer que les conozcan, ser identificables como personas activas en la red social. En ese caso, muchos de los consejos dados en aras de la privacidad son completamente inútiles, ya que el objetivo es completamente el opuesto, la publicidad. En ese caso, de todas las premisas anteriores sólo nos podríamos quedar con dos: compartimentación (aunque quizás no sirva para nada, ya que no tiene por qué aplicarse el criterio de limitación de accesos) y uso de claves de acceso robustas. En este caso la duda que me surge es siempre la misma: ¿Es posible dar consejos válidos en el ámbito de la seguridad a este tipo de usuarios? ¿Por qué estos usuarios no "valoran" su privacidad? ¿Está la privacidad sobrevalorada por nuestro sector, o infravalorada por estos usuarios? ¿Son compatibles ambas visiones? Estaría encantado de escuchar vuestras opiniones...
2 comentarios:
Sin duda esas preguntas son de una trascendencia vital para quienes conocemos el alcance del poder de la información.
El problema de esta cuestión, es cómo el de la mayoría de cuestiones: la escala de valores.
La gran mayoría de la gente pone por encima la satisfacción de colgar una foto y comentarla abiertamente en una red social, al peligro real de que cualquiera la use para desprestigiar, ridiculizar o estafar.
La gran mayoría no puede imaginarse cómo puede utilizarse su información en su contra. De hecho, se sienten (y esfuerzan) tan ovejas, tan normales, tan integrados.. es cómo si tuvieran grabado a fuego en su mente subsconsciente aquel refrán chino: "el clavo que sobresale es golpeado más veces".
Se sienten tan pequeños, tan débiles y carentes de poder, tan desesperanzados con el sistema, tan dispuestos a ser sumisos..
que ya sólo les queda intentar ser felices con lo que se "les permite".
Creo que la clave de este problema es la perspectiva. Si uno mira únicamente por si mismo, por su propia felicidad y entorno cercano.. no habrá cambio.
Pero si por el contrario, echamos la vista atrás, analizamos el desarrollo de la humanidad, cómo nos hemos ido adormilando durante la historia.. nos encontraremos con una progresión muy fácil de predecir, y que estremece la similitud con las novelas tipo 1984.
Pero resulta difícil dar a entender el valor de la libertad a quien ya no tiene esperanza o no conoce lo que es que te le priven.
Gracias a la desinformación de los medios y los pequeños pero constantes cambios hacen que seamos como una rana capaz de aguantar agua hirviendo si se aumentan los grados lentamente.
Y cuando empecemos a ver burbujas en nuestra piel ya será demasiado tarde para actuar.
Esta guerra no se ganará en grandes batallas, esta es una guerra de guerrillas que se forma a diario, en cada conversación, curro, email, libro, blog, conferencia, post, película, chat, video, seminario, dibujo, y línea de código.
Ninguna privación, ningún detalle por pequeño que sea debe ser ignorado, olvidado ni menospreciado. El enemigo es intangible, tan viejo como el mundo, escurridizo y vive hasta dentro de nuestros corazones.
No soy de los que creen en un Gran Hermano, los Illuminati, el club Wilderberg.. o al menos vivo como si no creyera en ellos.
No creo en un plan diseñado, pero si en una inercia que ha sido hábilmente
aprovechada por empresas, medios de comunicación y políticos de forma descentralizada.
Digamos que creo que esa gente es demasiado estúpida cómo para organizar algo asi a tan largo plazo.
Somos nosotros los que debemos apostar por los movimientos a largo plazo, por los proyectos imposibles, por las fuerzas invisibles, por personas que se mueven por algo más grande que ellos mismos y que dan sentido a su existencia sirviendo de utilidad a una hermandad que vive por el grupo a partir del desarrollo personal individual y único.
Somos anónimos que ocultamos nuestra identidad para no ser controlados y para que nuestro ego no nos corrompa.
Pero que estamos preparados a dar la cara si circunstancias especiales lo requieren.
Somos quienes dentro de nosotros hemos visto el reflejo de quien tenemos al lado o en las antípodas, y quienes gracias a la empatía hacemos nuestros los fracasos y logros de la humanidad.
Si te importa el futuro del mundo aunque ya no vivas en él, entonces lucha por alzarte y mantener lo más frágil y preciado que tenemos: el último centrimetro de dignidad e integridad, que si es conservado venciendo al miedo, nos hace completamente libres.
No esperaba una respuesta tan filosófica...
Es evidente que las nuevas generaciones tienen una escala de valores distinta, e incluso concepciones distintas de los mismos términos (es llamativo que indiques que se sienten muy integrados, muy "normales" cuando el objetivo a veces obsesivo de muchos de ellos es precisamente el contrario, el de destacar individualmente). No obstante, no tengo tan claro que ese cambio sea más importante que el que se ha producido, por ejemplo, entre nuestra generación y la de nuestros abuelos. En un mundo cada vez más acelerado, en el que los cambios se producen cada vez más rápido, nosotros mismos hemos sido una generación que ha roto con algunos de los valores de las generaciones previas, y sin embargo no nos vemos tan mal...
¿En qué momento de la historia ha sido el ser humano más libre? Creo que esa es una pregunta sin respuesta, ya que nunca seremos capaces de ponernos de acuerdo en qué significa el término libertad. Podemos pensar que la evolución que vivimos a día de hoy hace que nuestra libertad se vaya reduciendo al tiempo que "otros" (gobiernos, grandes corporaciones, ...) conocen más de nosotros, nos pueden "controlar" más, pero también podemos pensar que nuestra libertad crece al tiempo que cada vez podemos acceder a más cantidad y diversidad de información y nos vamos quitando las vendas de los ojos. No creo que el mundo en el que nos ha tocado vivir sea tan malo: al fin y al cabo, la mayor parte de la gente a la que se le pregunta en qué momento de la historia le hubiera gustado vivir suele elegir el momento actual...
Muchas veces oimos decir que las leyes van por detrás de la tecnología. Yo tengo la sensación de que no sólo las leyes son las que van demasiado despacio, sino que es la propia sociedad, las personas que vivimos en ella, las que no estamos siendo capaces de asimilar los cambios que la tecnología puede provocar. E incluso es posible que la privacidad no sea uno de nuestros principales problemas...
Publicar un comentario