La semana pasada saltaba la noticia de que se había "descubierto" el último "juguete" de Google, el coche autónomo. Un coche comercial capaz de conducir solo, sin conductor, y que habría recorrido ya más de 200000 kilómetros con un único percance del que aparentemente no era culpable.
Después de oir la noticia seguro que a todos se nos vienen a la cabeza escenas de películas futuristas de ciencia-ficción en las que aparecen coches que no necesitan conductor. ¿Estaremos cerca de poder vivir en primera persona las escenas de yo robot o minotiry report?
Más allá del nivel real de evolución tecnológica en el que nos encontremos (no es lo mismo desarrollar un prototipo funcional que producir en serie coches autónomos), y donde no me voy a meter por desconocerlo totalmente, creo que hay algunas dificultades no tecnológicas que habría que superar antes de poder ver estos coches circulando por nuestras carreteras. Y la que más me preocupa es la relativa a la responsabilidad. ¿Estaría dispuesto el fabricante del software a hacerse responsable de los errores de conducción que pudiera tener su software, o a responder de los accidentes que pudiera provocar un fallo de programación?
Las responsabilidades derivadas de fallos en los productos fabricados es algo que ha sido abordado de forma completamente opuesta por los fabricantes de automóviles y por los fabricantes de software. Los primeros siempre se han considerado responsables, y periódicamente alguna noticia asociada con la revisión preventiva de miles de vehículos por posibles errores en la fabricación nos lo recuerda, mientras que los fabricantes de software nunca han querido responsabilizarse de bugs ni de fallos de seguridad. ¿Qué mentalidad ganará la partida en esta extraña fusión?
Ligado al tema de la responsabilidad también tenemos un aspecto crucial como es la seguridad de ese software. Teniendo en cuenta que los coches se deberán comunicar entre sí para reaccionar de forma coordinada... ¿Cómo se va a securizar ese software? Lo que es evidente es que en este caso pueden estar en juego vidas humanas, y cualquier virus que modifique, por ejemplo, la distancia de seguridad o la función de frenado del coche puede provocar consecuencias catastróficas. ¿Qué garantías de seguridad debería incorporar ese coche para asegurar que eso no va a ocurrir? El reto al que se puede enfrentar el sector puede ser enorme si queremos ver en nuestras calles coches autónomos y confiables... ¿Algún día lo veremos?
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