26 agosto 2009

Incidentes y responsabilidades

Habitualmente, los que nos dedicamos a esto de la seguridad solemos hablar de riesgos, de controles, de prevención... Sí, también hablamos de incidentes de seguridad, pero habitualmente desde un punto de vista positivista: procedimientos de gestión, minimización de los efectos de los incidentes, etc. Pero muchas veces se nos olvida hablar de la cruda realidad: los incidentes ocurren. Y cuando ocurren, duelen.

Efectivamente, por mucha seguridad que tenga una organización, por mucho SGSI que tenga implantado y por muy bien que venda su certificado, nadie se libra de sufrir incidentes de seguridad. Tarde o temprano, a todo el mundo le toca. Y qué supone sufrir un incidente de seguridad? Veamos:
  • En principio, el incidente ha podido ser contra la disponibilidad (algo ha dejado de funcionar), la integridad (algo se ha corrompido) o la confidencialidad (se ha filtrado alguna información). La traducción respectiva de estas casuísticas es que algo se ha parado (lucro cesante), algo funciona mal (también lucro cesante) o alguien sabe algo que no debería (y eso nunca es bueno).
  • De los incidentes sólo nos enteramos cuando alguien lo notifica. Esto quiere decir que el hecho es conocido, al menos a nivel interno de la organización.
  • Los incidentes siempre tienen connotaciones negativas (intrínsecas al concepto, por éso hay gente que prefiere hablar de incidencias, más allá de las definiciones exactas que hagamos de ambos términos), y por tanto son intrínsecamente morbosos, lo que va a propiciar la progresiva expansión de su conocimiento, cuya velocidad será proporcional al impacto percibido.
  • Lo negativo y morboso, una vez que se ha difundido suficientemente, siempre ocasiona críticas, que se van realimentando y creciendo con la difusión. En el caso de la pérdida de confidencialidad estas críticas serán más evidentes, pero en cualquier caso el posicionamiento generalizado tenderá a criticar el hecho de que la organización haya "permitido" que ocurra el incidente, y más cuanto mayores sean las medidas dispuestas por la organización para tratar de evitar que ocurran.
  • Como consecuencia de lo anterior, es previsible un posicionamiento del personal "en contra" de la organización, al menos del grupo de personas conocedoras del hecho.
  • Este posicionamiento social contrario probablemente vaya a provocar reducciones en el rendimiento de la organización, derivadas de la desmotivación provocada.
  • Cuanto mayor sea el impacto del incidente, su morbosidad potencial o el posicionamiento negativo del personal más probabilidades habrá de que su existencia pueda ser conocida fuera de la organización. Obviamente, si la parada o el mal funcionamiento propios del incidente estaban asociados a servicios externos, su conocimiento por parte de entidades externas será mucho más probable.
  • A nivel externo las pautas de propagación del incidente son equivalentes, sustituyendo las personas por entidades y los agentes externos por medios de comunicación, aunque la velocidad de propagación a nivel externo habitualmente es mucho menor.
  • En el caso de incidentes a nivel externo tendremos que considerar también los efectos derivados del tipo de información que haya sido revelada o de los servicios que hayan dejado de estar operativos, y que pueden ir desde pérdidas de competitividad hasta incumplimientos contractuales o regulatorios, con los consiguientes efectos económicos asociados.
  • Todo ello podrá terminar provocando, a nivel externo, pérdida de prestigio o de reputación corporativa.

En definitiva, un incidente de seguridad ha podido ocasionar lucro cesante, pérdida de credibilidad a nivel interno, posicionamiento "social" en contra de la organización, reducción del rendimiento de la organización, pérdida de competitividad, penalizaciones económicas y pérdida de imagen pública. Obviamente, no todos los incidentes de seguridad van a tener tan "catastróficos" efectos, pero la clave es que debemos ser conscientes de que la gestión de los incidentes de seguridad no debe cubrir sólo los efectos directos del mismo, sino que todas estas derivadas deberían ser consideradas a la hora de llevar a cabo una gestión integral del mismo. Si no, corremos el riesgo de resolver el incidente y al mismo tiempo no ser capaces de cortar el flujo de acontecimientos que acabo de señalar...

3 comentarios:

Cristian Gonzalez dijo...

Hola Joseba! Soy Cristian de Rosario, Argentina. Me encanto la nota! Y muy bueno el blog!

Saludos!

Samuel Leal dijo...

Hola

En ITIL existe el proceso Gestión de Problemas para evitar o reducir la ocurrencia de incidentes, será posible extrapolar esto a nivel de seguridad?

PD, excelente tu blog

Saludos desde Chile

Joseba Enjuto dijo...

Hola,

Me alegro de que os guste el blog. Espero poder mantener el nivel...

Efectivamente, la filosofía de la gestión de problemas de ITIL es uno de los dos modelos que se suelen utilizar habitualmente para la gestión de los incidentes de seguridad, tanto con su visión reactiva como con su visión preventiva. El otro de los modelos que se suele utilizar es el correspondiente a la gestión de no conformidades, propio de cualquier sistema de gestión estandarizado por ISO. Hay ciertas diferencias y sutilezas entre ambos modelos... Creo que el tema puede dar de sí como para un post específico al respecto. Me lo apunto.