Últimamente parece que los ingenieros de algunas empresas han rescatado del baúl de los recuerdos los comics de Mortadelo y Filemon y han vuelto a leer alguna de las historietas. Porque parece que se ha puesto de moda eso de la "audotestrucción" de la información, al más puro estilo agente secreto. Si hace un mes nos contaban la noticia del portátil que se autodestruye en caso de robo, este fin de semana tenemos un nuevo caso de autodestrucción, en concreto el de la música que se "autodestruye" al finalizar el periodo de suscripción. ¿Pensamiento "convergente", o nueva moda? Aunque quizás sólo sea un caso de periodista fan de la TIA...
Sea lo que sea, si realmente la solución es tan efectiva como la de los comics (en ellos, el mensaje secreto como mínimo explotaba estrepitosamente), el método de salvaguarda de la información es realmente útil. Sin embargo, si seguimos pensando en los comics, esta solución nunca es totalmente efectiva. ¿Dónde "escuchamos" el mensaje secreto? ¿Estamos seguros de que no hay "malos" alrededor que se hayan enterado? Porque en el comic ese era el detonante de muchas de las desventuras de sus protagonistas... Y lo que es peor: ¿hemos "entendido" realmente el "mensaje secreto"? Porque si se ha destruido completamente, nadie puede recuperarlo, ni siquiera nosotros. ¿Estamos seguros de que la información que se ha destruido no vamos a volver a necesitarla?
Como alternativa menos drástica, siempre tenemos las a veces odiadas plataformas de gestión de derechos digitales (DRM). Hablo de plataformas, y no de tecnologías, porque para su aplicación práctica es necesario algo más que una tecnología de identificación de usuarios y asignación de derechos y privilegios sobre objetos digitales: es necesaria una completa plataforma de gestión de identidades, capaz de vincular personas, identificadores digitales, permisos y contenidos, capaz de gestionarlos de forma eficiente y que sea sencilla tanto de utilizar como de administrar. ¿O alguien cree que el DRM no es más que cifrado y gestión de permisos y claves? La alternativa a la autodestrucción es más potente, sí, pero también mucho más exigente en cuanto a "madurez" y sensibilización de todos sus usuarios. ¿Qué opción es la más apropiada? Dependerá del caso, porque tecnología hay para todos los gustos... Pero sea cual sea vuestra opción, sed conscientes de lo que implica. Porque siempre hay usuarios que quieren recuperar la grabación que ha explotado, y usuarios que no se fian aunque sobre la cinta haya pasado una apisonadora.
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