22 mayo 2007

Más que políticas

Muchas veces, cuando nos ponemos a escribir políticas, se nos olvidan los motivos por los que se redactan. En resumen, una política es, básicamente, una serie de normas dictadas por la organización que regulan un ámbito concreto de la misma (por ejemplo, una política de seguridad para el uso del correo electrónico regularía el uso permitido para el correo electrónico, en aras de garantizar unos niveles mínimos de seguridad durante dicha actividad). Sin embargo, muchas organizaciones se quedan, a la hora de redactarlas, en eso: describir las normas aplicables para un determinado ámbito.

Yo creo que las políticas deben llegar más allá. Sobre todo, una buena política debería indicar las causas y motivos que justifican o llevan a dictar esa determinada norma. Y los motivos son múltiples:
  • El personal no es el hijo pequeño al que se le dice "eso no se come". Si no queremos que lo coma, le tendremos que explicar que es perjudicial para su salud porque contiene dioxinas. Y el argumento tendrá que ser convincente, si queremos una razonable probabilidad de que se cumpla.
  • Una determinada norma puede estar justificada en un momento determinado y perder su sentido en un futuro. Y si no está argumentada, corremos el peligro de establecer dogmas que no podrán ser contradichos, puesto que la justificación se ha perdido. O es preferible que pase como con los monos y los plátanos?
  • Las políticas deben tener espíritu formativo, no sólo informativo. Si están bien redactadas, las políticas de la organización servirán no sólo como núcleo de los programas de formación interna sino como referencia permanente, oficial y actualizada de los contenidos formativos aplicables.
  • La difusión de los motivos es más eficiente si están en la propia política. Es preferible dedicar algo más de tiempo a escribir una buena política, con todas las justificaciones y motivos que sea necesario, a tener que ir aclarándolo uno por uno a todo el personal. Y de ese modo las normas y sus justificaciones aparecen asociadas en todo momento.
  • Las justificaciones no sólo se revisan y actualizan, sino que se establecen formal y oficialmente, a salvo de explicaciones incompletas o incorrectas (aunque no nos libre de que se puedan entender de forma incorrecta).

Probablemente se puedan añadir más justificaciones a esta pequeña lista, pero creo que con estas es suficiente como para ilustrar el comentario. Más vale sentarse con tiempo y calma a redactar unas buenas políticas, que indiquen tanto las normas como los motivos y justificaciones que llevan a tomar dichas decisiones, que lamentar los problemas que pueda causar un mal entendimiento de los mismos, o la oposición a su cumplimiento por falta de argumentos. Hagamos nuestra propia reflexión a tiempo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joseba,

Totalmente de acuerdo. Aunque puedan por ello parecer algo paternalistas -evitando el carácter dictatorial-, es mejor ganar para la causa a las personas cuyo comportamiento se pretende orientar.
Por ejemplo, con una buena política de buen uso hasta un comité de empresa entiende la necesidad de un registro informático del ordenador de un empleado que está poniendo en riesgo el negocio de la empresa y, por tanto, también de los empleos creados por ésta.

Un saludo